Quiero empezar esta carta que intuyo “tendrá de todo”, escribiendo que me siento muy afortunada. ¿Qué es para mi ser afortunada? Mirarlo todo en perspectiva de bendiciones, lecciones de vida, milagros, puertas abiertas, magia pura…
Y eso me ha estado pasando estos días. Tengo al menos una semana, dándole vueltas a lo que quiero escribir. Pero a la vez, le he estado huyendo. Porque una parte de mí siente miedo, otra siente tristeza y otra incertidumbre. A la par sé, que para ser plenamente libre, no puedo dejarme atar por estas emociones, sobre todo si me intentan limitar de algo que me/nos hará tanto bien.
Y, ¿en dónde ha estado la magia?
En la manera en la que me han hablado mis propias tarjetas, y me han guiado hasta este momento en el que estoy sentada, escribiendo. Pues sí. Como sabrás las tarjetas de la colección "Encantado de conocerte” contienen preguntas y dos de ellas, en diferentes contextos han sido potentes disparadores que me han hecho sentir que no puedo hacerme la loca, más.
Una de ellas, me salió en un ejercicio en el encuentro del lunes pasado:
Si a través de un acto de magia, pudieras aparecer y desaparecer alguna situación, persona o experiencia de tu vida. ¿Cuáles serían?
Luego de unos segundos, respondí que quiero que aparezca la claridad a varias preguntas que estoy planteando al Universo en estos momentos y quiero que desaparezca la duda al sentarme a escribir esta carta. ¡Literal!
Y ayer, en historias de Ig, saqué una pregunta, la cual decía:
Si te pidieran dar una charla ante un numeroso público, de un tema que es muy importante para ti, ¿sobre cuál sería?
Yo mencioné, la escritura y la creatividad como un camino para sanar el corazón.
Y sobre esto va esta carta.
Concretamente, será una reflexión sobre una pregunta que me he estado haciendo las últimas semanas:
¿Cómo es que, a pesar de todo el dolor que he experimentado durante los últimos años, mi corazón se ha mantenido tibio?
Aquí vamos. Me atreveré a pedirte que me acompañes con el corazón sensible, abierto y sin juicios. Eso me ayudará y estoy segura que lo sentiré.
El 23 de diciembre del 2020 nunca será una fecha cualquiera. Jamás lo será. Fue el día en el que me despedí de mis hijos, en la puerta de nuestro departamento, en Lima, cuando tenían 6 y 8 años. Nunca imaginé que eso marcaría el inicio de un doloroso viaje que generaría las cicatrices más profundas en mi alma, y a la vez daría paso a inolvidables experiencias (en el sentido amplio de la palabra, que incluye lo bello y lo feo) y a todo un camino de increíble creación y trascendencia.
Bajo una serie de eventos desafortunados, vuelcos inesperados, decisiones arbitrarias, esa separación que duraría un pequeño lapso de tiempo, se convirtió en un distanciamiento frío y que en mi corazón, nunca dejará de sentirse eterno. Nunca regresaron, al que por mucho tiempo fue nuestro hogar. Y al que dejó de serlo, desde el momento en el que me di cuenta que no volverían.
Al no estar en la misma ciudad, y luego de incómodas conversaciones entre adultos, tomé la decisión de mudarme, con la clara ilusión de crear un nuevo espacio y una nueva vida para mis hijos. Y eso fue lo único que me importó.
Lo dejé todo, a pesar de que una parte dentro de mí, lo sentía injusto. Todo lo que era familiar, dentro de un país que no es el mío, para trasladarme a un lugar que no conocía, en el que no contaba con ninguna red de apoyo, ni tampoco ninguna certeza de lo que pasaría.
Lo único que me sostuvo fue la esperanza, y lo que sabía podía llegar a crear, sin importar dónde. En su momento, ni siquiera lo procesé. Sólo me dejé llevar por la fuerza del amor.
Lastimosamente, al llegar, todas las promesas se diluyeron, los acuerdos se derritieron como un helado bajo el sol, ensuciándolo todo de temor, angustia, rabia, impotencia y desilusión, emociones que descansaron sobre un par de camas tendidas que nunca envolvieron a esos cuerpecitos calientes que con amor, esperaban.
Preguntas sin contestar. Miles.
Espacios inseguros en los que conté mi historia. Demasiados.
Palabras hirientes y no merecidas. A montón.
Procesos que se cerraron sin éxito. Muchos.
Derechos irrespetados. Todos.
Un corazón roto. En mil pedazos.
Lágrimas. Millones.
Vacío y soledad. Infinito.
Un año y medio en esta nueva ciudad, en la que pienso, y sólo logro representar como una nube negra sobre mí. Como esa trampa para ratones en la que caí una y otra vez. Como esa catapulta que solo quiere expulsarte. Donde no hay nada bueno para mí.
En medio de todo, y como un macabro juego de las escondidas, se ocultaron en misteriosos rincones, las miradas tiernas, las sonrisas genuinas, las palabras cariñosas, los recuerdos puros, la memoria del corazón. Como un “delete” fulminante, en el que mi presencia, ya no se siente ni valiosa, ni necesaria.
Mi esperanza habita en que todos guardamos nuestra "papelera de reciclaje interna”, que confío, ayude, a recuperar esas historias de amor, que no por ser, aparentemente olvidadas, significa que nunca existieron.
No necesito decir más para expresarte que, en ese tiempo, desde cierto punto de vista, lo perdí todo. Pero a la vez lo gané todo, en iguales proporciones.
Leyendo una bella carta, el día de ayer, encontré una frase que me encantó:
“Somos pequeños universos en constante destrucción y creación”
Nada más cierto.
Hace un par de días, con total intención, quise plasmar todo lo que te estoy compartiendo y salió esta obra:
Pude reconocer una vez más, que lo que mantuvo y aún mantiene tibio mi corazón, es mi capacidad/poder/don/elección de CREAR.
Todo tiene que ver con ello.
Crear un club de lectura, y que tenga vida durante dos años, fue mi manera de ayudarme a mí misma a no perder conexión con bellos corazones, que se unieron aún a la distancia.
Crear en ese mismo año, mi primer curso de amor propio, fue la manera de validar la base sobre la cual, a mí misma me urgía anclarme día a día, con la certeza de que esa es la puerta a la compasión, amabilidad y esperanza, aún en tiempos difíciles.
Crear el curso Escribir para sanar, junto con mi primer poemario digital “Vivir, amar, sanar”, fue la forma de plasmar en letras el movimiento de mi alma y transmitir el poder milagroso que tiene esta incomparable herramienta.
Al percibir tantos abusos, irrespeto e incomprensión, falta de empatía, límites transgredidos; crear el curso “Límites y asertividad desde el amor propio”, fue la vía para encontrarme con mis derechos asertivos, y la llave hacia la libertad, que pude ponerla en manos de hermosas mujeres.
Y así me pasó con cada una de mis creaciones. Sin decirte demasiado, ahora entenderás el para qué de espacios como “Resiliencia”, “Sanando a mi niña interior”, “Autoestima”, “Seamos personas vitamina”, “Abraza tu dolor: tu expresión es tu medicina”, “Escribir tu historia de vida”, y junto con ellos, todos los laboratorios creativos y demás propuestas vinculadas a la conexión con la intuición, dándole protagonismo a nuestro poder creador.
Seguramente, no tendría que decirte demasiado sobre el programa INVENCIBLE (Recuperando el protagonismo de mi vida), para percibir, por dónde y de dónde viene esta propuesta.
Todo toma sentido. Crear me ha salvado y me sana permanentemente. Compartir lo que descubro, escribiéndolo, hablándolo en mi podcast, a través de mis materiales, talleres, recursos, me conecta con las grandes posibilidades de transformación que tenemos todos.
Que tú tienes. Que yo tengo. Es toda una danza entre el ir hacia dentro e ir hacia fuera. Intuir, vivir, transitar, experimentar, aceptar, para luego compartir, entregar, acompañar a otros…
Cuando los expertos en marketing, hablan de “elemento diferenciador”, pues, este es el mío. Todas las herramientas que difundo, las he aplicado y sigo aplicando en mí.
Es mi corazón tibio que se muestra y habla.
Por miedo, he mantenido muchas de mis historias en silencio. También, porque en el fondo, hay una necesidad de cuidar a mis hijos y no exponerlos. Creo que se comprende. Pero eso, ha tenido un precio. Apagar mi voz. Encontrarme una y otra vez, con la culpa y la vergüenza, creyendo que hay algo malo en mí. Esa ha sido mi guerra interna.
¿Sabes qué me ha ayudado en ese proceso?
RESIGNIFICAR MI HISTORIA. Aceptarla y amarla tal cual como es. Y empezar a abrirme, como ahora.
Y sentir que cada día es una nueva oportunidad para mirarme al espejo y decirme: ENCANTADA DE CONOCERTE, ALE.
No dejes de escribir. No dejes de crear.
Quiero dejarte un escrito que llegó a mí hace unos días, y que sentí va muy bien para finalizar esta larga y sentida carta. Te la dejo por aquí:
A ti, mujer creativa
No dejes que te roben el alma,
ni la voz que nace de lo profundo.
Eres hija del viento y del fuego,
creadora de universos con las manos y el corazón.
Tu poder es inmenso, aunque a veces lo olvides,
aunque el mundo te diga que no.
Dentro de ti, hay mares que aguardan ser desbordados,
ideas que desean florecer en tu piel y en tu arte.
No temas a la oscuridad ni al caos.
De ellos, nacen las estrellas y la vida misma.
Abraza tu fuerza, tu intuición, tu locura sagrada,
y recuerda siempre que eres luz y creadora de mundos.
Clarissa Pinkola
Hermoso, ¿verdad?
Bueno. Siento que algo se ha roto el día de hoy. y estoy segura que es parte de mi coraza. Esa que resguarda, pero que a la vez, requiere quebrarse para dejar que entre y salga luz. Hoy, lo logré. Tengo entrecruzadas muchas emociones.
Querido lector/a:
Encantada de conocerte, a través de mi historia. Si en algo te inspiró o resonó, no dudes en escribirme.
Y si eliges que te acompañe, a través de mi servicio, aquí estaré.
Gracias❤️
Ale
Creo que es difícil entender todo lo que vienes haciendo para curar una herida tan profunda y latente. Veía en tu silencio, una forma de proteger a tus hijos, y también una forma de respetarlos al no exponerlos. Pero también veía una mujer que día a día se esfuerza por ser su mejor versión: Ejercitas la escritura con amor y sinceridad, compartes con tus seguidores todo lo que resuena en tu corazón, por todos los medios a tu alcance para que no pierdan la fe en que curar, si lo deseas, es posible. Vivir intensamente, a pesar del dolor, es posible. Inicias muy temprano tu día de trabajo. Te preocupas con sinceridad, por cada paciente. Eres compasiva y atenta. Cálida en el diálogo. Profundizas en formas para ayudarlos. Estudias cada tema para desarrollar tus talleres. No he conocido a nadie que no te haya agradecido y seguido luego de haber participado en ellos. Eres increíble. Y te admiro. Resignificar tu historia, ser protagonista, es un trabajo constante. Y tu eres el mejor ejemplo que es posible. :)
Que hermoso leerte Ale! Te abrazo grande! Gracias tambien por enseñarme a resignificar mi historia🫂♥️.. aun estoy aprendiendo y me encanta lo que voy descubriendo🤗