Lima, 8 de abril del 2025
Tenía pensado escribir esta carta hace un par de días atrás y por diferentes motivos siento que he estado pateando y pateando la escritura.
Me he sentido desmotivada y hoy me sinceré con mi cuaderno. Tiene mucho que ver con “el silencio de la espera” sobre el que te hablaba en la carta anterior y también con esta sensación que tengo sobre las redes sociales, que no sé si a alguien más le pase: Crear, compartir, esmerarme en comunicar y dar lo mejor de mí y sentir que no hay mayor reacción ni respuesta del otro lado.
Habitar esos momentos, me lleva en bucle a preguntarme si estaré haciendo bien las cosas o si “la estrategia” será la correcta, a observar el trabajo de otras profesionales y compararme, sintiéndome insuficiente, incorrecta y poco “estratégica” (nuevamente la palabra).
He estado en una fuerte lucha interior e intuyo que ese es el inicio del verdadero camino, al menos del que tiene sentido para mí: en un mundo digital que pareciera tender tanto a la uniformidad, a hacer las cosas que funcionan pero que se sienten parecidas entre sí, elijo escucharme y percibir qué se siente mejor para mí. En el fondo, sé que se trata de encontrar mi propia voz.
Austin Kleon dice: “No puedes encontrar tu voz si no la usas”.
Cuánta razón tiene.
Y a la vez, cuán complejo puede ser encontrar el verdadero diferenciador sin que parezca una fotocopia de alguien más. Nuevamente me doy cuenta que se trata de escucharme, conectar conmigo, seguir mi intuición, independientemente de la reacción que eso provoque en los demás…lo que en redes parece ser el verdadero reto.
En el fondo de mi corazón sé que no quiero sacrificar mi autenticidad ni lo que me honra.
Una de las cosas que más repelo de redes sociales como instagram es que su dinámica parece presionarnos a hacer todo rápido, super estético, llamativo y atractivo. Y en medio de todo eso, debe haber una llamada a la acción, porque sino cómo te van a comprar….es obvio.
Todo se siente tan violento y abrumador. Me siento demasiado agotada.
En medio de todo esto, se presentó un espacio para reflexionar…
Hace un par de días fui al cine y me vi la película Better man, la historia del cantante Robbie Williams. No sé si te la has visto, me re-encantó y la recomiendo al 1000%.
En la película se lo visualiza al cantante como un mono. Quise ir hasta el fondo del por qué de presentarse así. Yo tenía mi hipótesis pero gracias a mi investigación, me di cuenta que era incorrecta.
La verdadera razón es la siguiente:
¿Por qué un mono? La respuesta está en una poderosa metáfora sobre la fama, la industria del entretenimiento y la esencia misma de Robbie Williams, explicada por el propio artista.
"Hay una rendición a la maquinaria de la industria que te obliga a convertirte en un robot o en un mono. Y yo elegí ser un mono."
Lejos de ser un simple capricho visual, la elección del mono encapsula cómo el cantante ha enfrentado los altibajos de su carrera y su lucha por mantenerse auténtico en un entorno que a menudo encasilla a los artistas.
Ser un "mono", en este contexto, significa rechazar la rigidez de un "robot" programado por las expectativas ajenas y abrazar una energía caótica, espontánea y auténtica.
Es una figura que desafía las reglas y sigue siendo el centro de atención, incluso en sus momentos más vulnerables.
Este enfoque no solo añade un nivel de creatividad visual a Better Man, sino que también refuerza su narrativa central: la lucha de un artista por preservar su identidad en un mundo que constantemente intenta moldearlo.
Te aplaudo Robbie Williams. Eres maravilloso.
En una de las últimas escenas de la película, el artista canta la canción My way de Frank Sinatra, que desde mi punto de vista resume todo su mensaje y mi mensaje a lo largo de estas líneas.
Te comparto partes de la canción, en español:
He vivido una vida plena
Viajé por todas y cada una de las autopistas
Y más, mucho más que esto
Lo hice a mi manera.
Arrepentimientos, he tenido unos pocos
Pero igualmente, muy pocos para mencionarlos
Hice lo que tenía que hacer
Y lo hice sin ninguna excepción.
Planeé cada ruta trazada.
Cada paso cuidadoso a lo largo del camino
Y más, mucho más que esto
Lo hice a mi manera.
¿Para qué es un hombre? ¿Qué tiene él?
Si no a sí mismo, entonces no tiene nada
Para decir las cosas que realmente siente
Y no las palabras de alguien que se arrodilla
La historia muestra que asumí los golpes
Y lo hice a mi manera.
Sí, fue a mi manera.
Desde mi voz creadora, te propongo (nos propongo) un ejercicio de escritura.
Escribe todas las frases que se te ocurran que terminen con el final: Lo hice a mi manera.
Seguí mi propia voz, por más descabellada que sonaba. Lo hice a mi manera.
Me guie por mi propio tiempo y mi propio ritmo. Lo hice a mi manera.
Dejé de buscar agradar a todos y empecé por agradarme a mí misma. Lo hice a mi manera.
Dejé de mirar a otros para buscar inspiración. Me encontré en el latido de mi corazón. Lo hice a mi manera.
Encontré mi “propio método” para acompañar la reinvención de tantas personas. Lo hice a mi manera.
Dejé de estar en espacios en los que no resueno en absoluto. Lo hice a mi manera.
Me alejé de todo aquello que altera mi sistema nervioso. Lo hice a mi manera.
Cada día reelijo lo que quiero de mi vida aunque no se parezca en nada al día anterior. Lo hice a mi manera.
¡A mi manera!
Esta carta lleva por título: Bienvenido “hacerme grande”.
Lo que me hace grande es ser yo misma.
Lo que me hace grande es intentarlo y no quedarme en el “si hubiera…”
Lo que me hace grande es gustarme a mí misma como soy.
Lo que me hace grande es escribir lo que pienso.
Lo que me hace grande es encontrar mi propio modo y momento más allá de las presiones externas.
Lo que me hace grande es cambiar las veces que así lo quiera.
Lo que me hace grande es reencontrarme cada día y volver a mirarme, porque no soy la misma del día anterior.
Lo que me hace grande es compartir lo que hay en mi alma, sin juicio de mi parte.
Lo que me hace grande es dejar de seguir patrones ajenos y entender de una vez por todas que no tengo que ser como nadie más.
Lo que me hace grande es elegir de dónde nutrirme y discernir qué tomo de la fuente.
Lo que me hace grande es creerle a mi intuición que es eso grande que habita en mí. Grande, grande, grande…es lo que realmente me hace grande (valga la redundancia)
Bueno, hasta aquí la carta.
Creo que he escrito sobre muchas cosas, y lo he hecho pensando en lo que necesito expresar. Como siempre, si eso resuena con algún punto de tu vida, no es pura coincidencia. La magia que nos rodea nos llevó hasta aquí.
Me alegra saber cuando algo de lo que escribo cala en ti, así que no dudes en dejarme tus comentarios de la manera como te resulte mejor para ti.
Los recibiré con todo el corazón.
Abrazossssss,
Ale
Bella carta. He recordado esta esta frase:
"Me parezco al que llevaba el ladrillo consigo
para mostrar al mundo cómo era su casa."
Bertolt Brecht
Gracias....